Arturo Choque Montaño
Madrugada de enero. Un fuerte contingente policial y militar ingresa violentamente a una población civil. Ocho caimanes cargados con tropa militar y 14 camionetas con efectivos policiales, que han ensayado bien su táctica, amedrentan a los campesinos que hacen vigilia, los encierran en un par de depósitos y se dirigen a la emisora comunitaria, destruyen los equipos, se incautan de abundante documentación, secuestran el transmisor y se alejan del lugar disparando al aire.
La intervención no se produjo en tiempos de dictadura, ocurrió el 22 de enero de 2002, durante la presidencia de Jorge Tuto Quiroga. Para mayor precisión histórica, horas antes de recibir en su despacho a una delegación de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y a un par de días de suscribir la Declaración de Chapultepec en ocasión de la Conferencia Hemisférica sobre "libertad de expresión".
No hubo periodistas de luto, portadas en blanco, desgarre de vestiduras y los directores de los medios, en vez de montar una huelga de hambre, cenaban junto a la SIP, brindando por la "libertad de prensa".
Octubre de 2003. La violencia estatal, que comienza a cobrar víctimas en El Alto y La Paz, ya se ha cebado con sangre rebelde de Warisata. Se intervienen radios en el altiplano paceño, Radio Pio XII de Oruro sufre un atentado con explosivos. En La Paz el Ministro de Salud "sugiere" a los canales transmitir "música alegre" y el yerno del Presidente manda a carajazos a los periodistas del canal estatal a sustituir las imágenes del día por otras de archivo donde la ciudad de El Alto aparece en una apacible jornada electoral.
En esos días, algunos de los periodistas, que hoy marchan defendiendo la libertad de expresión, eran los esquiroles que saboteaban las huelgas contra la censura y la imposición de agenda desde la Plaza Murillo. Quienes ahora escriben editoriales inflamados de ímpetu libertario eran los que nos pedían darle al poder corrupto y asesino "el beneficio de la duda". Eran esos mismos que secuestraban ediciones listas para imprimir, los que le siguen conculcando a sus lectores el derecho a informarse, esta vez vistiendo sus portadas de blanco.
25 de enero de 2008. Sucre se despierta con resaca luego de la orgía de odio y humillación contra los indios emprendida por la "culta" burguesía local. Las páginas del periódico Correo del Sur, hoy uno de los abanderados de la lucha conta la "censura", construyen una fábula con pocas pinceladas de realidad. Hablan de "enfrentamientos" de "campesinos" contra "ciudadanos", arrebatándoles a los primeros, con la discriminación más infame, el ejercicio de su ciudadanía, reservada, según el matutino, para los citadinos. No fue lapsus cálami, sino el ejercicio consciente del colonialismo más abyecto.
Hoy los medios intentan vender otra falacia: estar a favor de una ley contra el racismo, para todos, excepto ellos mismos. Por algo le temerán.
* Piero, en "Para el pueblo lo que es del pueblo"
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