jueves, 9 de junio de 2011

LEY DE TELECOMUNICACIONES



Tinku Verbal 

Andrés Gómez Vela

Los cambios en una sociedad con un gobierno que desprecia el neoliberalismo se notarán cuando el proceso acabe con las causas de la vigencia del mal señalado. Lo contrario es una endemoniada demagogia que ahoga a los gobernantes en tormentosas falacias como sucede con el proyecto de Ley de Telecomunicaciones, que así como está convierte a Evo Morales en un epígono de Gonzalo Sánchez de Lozada porque mantiene el monopolio de la palabra en manos de los poderes fácticos. Veamos dos razones:

No hay diversidad.- El proyecto de marras divide el espectro electromagnético sólo en dos: gubernamentales y comerciales. Se olvidan de los comunitarios (medios sin fines de lucro) y de los públicos (medios administrados por el Estado, pero con independencia editorial). De este modo, el MAS desconoce la recomendación de los Relatores de Libertad de Expresión de Naciones Unidas, de África, de Europa y de las Américas, que piden a los Estados contemplar esos tres tipos de propiedad en la administración de medios para “la promoción de la diversidad (que) debe ser el objetivo primordial de la reglamentación de la radiodifusión”; en este sentido, entienden que “ la diversidad implica igualdad de género en la radiodifusión e igualdad de oportunidades para el acceso de todos los segmentos de la sociedad a las ondas de radiodifusión”. El artículo 29 del proyecto de Ley reserva el 20 por ciento de las frecuencias de radio y televisión para el gobierno y el 80 por ciento para las personas que tengan más dinero como para ganar una licitación pública. A fin de evitar estos riesgos, los Relatores señalan que “las asignaciones de radio y televisión deben considerar criterios democráticos que garanticen una igualdad de oportunidades para todos los individuos en el acceso a los mismos”. Del mismo modo lo entiende la Constitución, que en el artículo 107, parágrafo IV, dice que “el Estado apoyará la creación de medios de comunicación comunitarios en igualdad de condiciones y oportunidades”. ¿Habrá igualdad de oportunidades entre una persona sin recursos y un millonario? Sin igualdad no hay libertad de expresión.

Al desaparecer la diversidad, desaparece el pluralismo, fundamento de la democracia. Por eso, la Convención sobre Diversidad Cultural de la UNESCO subraya que los estados tienen tanto la obligación como el derecho de “adoptar medidas para promover la diversidad de los medios de comunicación social”.

No hay independencia.- La Autoridad de Control Social y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT) permanecerá en manos del gobierno, lo que significa que su director seguirá siendo nominado desde Palacio y a dedo. La Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos plantea que es “fundamental que los órganos de regulación o fiscalización de los medios de comunicación sean independientes del Poder Ejecutivo, se sometan completamente al debido proceso y tengan un estricto control judicial”. Esta declaración va en sintonía con el artículo 13, numeral 3, del Pacto de San José de Costa Rica, ratificado por el país en 1993, que prohíbe “restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones”.

Por estas razones, la máxima autoridad de la ATT debe ser nominada con la participación de las organizaciones de periodistas y medios de comunicación representativas y la intervención permanente de la sociedad civil en la asignación de frecuencias a fin de garantizar la independencia del ente regulador y evitar controles indirectos del pensamiento.

Por ahora, estos dos puntos.

martes, 7 de junio de 2011

Rige quinta etapa del proceso de cambio


Álvaro García Linera
es Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia

Durante los últimos cinco años se han comenzado a demoler los mecanismos racializados de las decisiones estatales que marginaban a las mayorías indígenas. Hoy, como nunca en la historia, indígenas y mestizos compartimos las decisiones del Estado y tenemos las mismas oportunidades en la gestión pública. En cinco años se ha derrotado al neoliberalismo recuperando el control social y estatal de la riqueza pública anteriormente enajenada a manos privadas extranjeras.
Hoy, no hay en el horizonte una propuesta alternativa al de la plurinacionalidad descolonizadora que consolida una única nación estatal, en la que conviven múltiples naciones culturales y pueblos. No hay otra opción de democratización superior del Estado que no sea la del reconocimiento de múltiples formas plurales de democracia (directa, representativa, comunitaria) y de desconcentración territorial autonómica del poder.
Pero estos logros de una revolución democrática y cultural no implican que las tensiones, las diferencias internas, las contradicciones y las luchas hayan desaparecido.
En términos del ciclo largo de la época iniciada el año 2000, el contenido y movimiento de estas contradicciones fueron propias de una nueva fase, la quinta, claramente diferenciada de las tensiones y luchas que caracterizaron las fases anteriores.

Primeras fases. La primera fase de esta época se inició con la Guerra del Agua, el año 2000. Esta primera fase del ciclo revolucionario la hemos denominado el del develamiento de la crisis de Estado neoliberal.
La segunda fase estuvo marcada por las sublevaciones de septiembre-octubre del 2003  y la derrota del viejo sistema de partidos por parte de un nuevo bloque político popular emergente. Inició el “empate catastrófico”.
La tercera fase aconteció con  la sublevación política democrática de las elecciones que llevaron a la Presidencia al primer presidente indígena y campesino de nuestra historia, Evo Morales. El bloque popular tomó el gobierno, pero no el poder. Esta fase se inició el 22 de enero del 2006.
La cuarta fase fue la que denominamos en otros artículos como punto de bifurcación. Una oposición retrógrada y fascista intentó desplazar al Gobierno mediante un golpe de Estado urdido desde las regiones del oriente. Esto dio lugar a un contragolpe movilizado del pueblo. El golpismo fue vencido y dio paso a una cadena de victorias políticas que terminaron afianzando el proceso revolucionario.

Quinta. Esta victoria cerró la cuarta etapa de la época revolucionaria y dio inicio a la quinta , que estuvo marcada por la presencia de contradicciones dentro del bloque nacional-popular, por tensiones entre los propios sectores que protagonizaron el proceso, y se dieron en torno a cómo llevar adelante el proceso. Se trata, por tanto, de contradicciones no sólo secundarias, sino creativas, pueden ayudar a motorizar el curso de la revolución.    
               
Primera tensión. Relación entre Estado y movimientos sociales. La primera de estas tensiones creativas, y que está siendo resuelta mediante el debate democrático, es la que refiere a la relación entre Estado-movimiento social. El Estado es por definición concentración de decisiones, monopolio sobre la coerción, la administración de lo publico-estatal y las ideas-fuerza que articulan a una sociedad. En cambio, el movimiento social y las organizaciones sociales son por definición democratización de decisiones, amplia y continua  socialización de deliberaciones y decisiones sobre asuntos comunes. Gobierno de movimientos sociales es, por tanto, una tensión creativa, dialéctica, productiva y necesaria entre concentración y descentralización de decisiones. Como Gobierno se nos exige concentración rápida y oportuna de la  toma de decisiones. La gente espera del Gobierno acciones ejecutivas prontas que den respuestas a sus necesidades materiales. Pero a la vez, como organizaciones sociales indígena-campesinas, obreras y populares en gobierno su dinámica orgánica exige debate, deliberación, reconsideración de temas, de propuestas, ampliación de participantes en torno a esas decisiones.
¿Cómo resolver esta tensión creativa? El año pasado propusimos el concepto de Estado integral como el lugar donde el Estado (el centro de decisiones) comienza a disolverse, en un proceso largo, en la propia sociedad, y donde ésta última comienza a apropiarse, cada vez más, de los procesos de decisión del Estado. A eso denominamos Estado integral, y no cabe duda que constituye la superación dialéctica de esta tensión entre Estado (como máquina que concentra decisiones) y movimiento social (como máquina que desconcentra y democratiza decisiones). Se trata ciertamente de un proceso que no puede ser resuelto a corto plazo y que requerirá un largo proceso histórico, de avances y retrocesos, de desequilibrios que parecieran inclinar la balanza a favor de uno u otro polo, poniendo en riesgo ora la eficacia de gobierno, ora la democratización de las decisiones. Y en realidad, nada está previamente asegurado, y lo que queda hacia el futuro es vivir con esa contradicción, desplegarla en todas sus variantes y potencialidades.
Solo la lucha podrá mantener viva la contradicción durante décadas o siglos para que en un momento dado esta disolución del Estado en la sociedad al fin pueda realizarse como resolución histórica de esta contradicción.

Segunda tensión. Flexibilidad hegemónica frente a firmeza en el núcleo social. Una segunda tensión es la que se da entre la amplitud social del proceso revolucionario (la incorporación creciente de muchos sectores) y la necesidad de garantizar la conducción indígena, campesina, obrera y popular de este proceso. Es una tensión creativa que uno puede visualizar, por ejemplo, entre trabajadores, obreros, asalariados y el sector empresarial.
La forma de resolución de esta tensión es la ampliación, la apertura y la conversión del significado de pueblo a todas y todos los bolivianos —sin excepción— que apuestan por la descolonización, por el Estado Plurinacional, por la igualdad entre los pueblos, la autonomía democrática de las decisiones, el comunitarismo y la industrialización rectora de la economía plural, en fin, que apuestan por el vivir bien.
Pero así como se tiene que apostar a una gran amplitud social que incorpore a amplios sectores —incluso de carácter empresarial, vinculados y de profunda convicción patriótica—, es imprescindible reforzar y garantizar el núcleo duro de la revolución: los pobres, humildes, campesinos, indígenas, obreros, vecinos, que son, en las buenas y en las malas, el núcleo, el baluarte y la garantía de la conducción precisa y justa del proceso.
No hay una receta ni modelo para salir de esta contradicción propia de la construcción de las hegemonías. Sólo el debate, las tensiones, las rectificaciones continuas entre firmeza de liderazgo del núcleo social revolucionario y amplitud hegemónica puede desplegar esta contradicción necesaria, y canalizarla como fuerza impulsora de la dinámica revolucionaria. 

Tercera tensión. Intereses generales frente a intereses particulares. Una tercera tensión creativa de nuestro proceso de cambio, y la que con mayor intensidad se ha manifestado desde hace un año, es la que se da entre interés general de toda la sociedad e interés particular de un segmento individual de la sociedad. Contradicción entre lo general y lo particular, entre la lucha común, comunitaria y la búsqueda del interés individual, sectorial, particular y privado.
Esta tensión al interior del bloque social popular, entre lo general que beneficia a todos, y lo particular para unos pocos, es lo que precisamente estamos viviendo desde el año 2010.  La victoria de la voluntad universalista del bloque indígena-obrero-popular permitirá la consolidación expansiva y hegemónica del proceso revolucionario. Por el contrario, de triunfar el particularismo corporativista y gremialista en el accionar del pueblo, sería el inicio de un proceso degenerativo de la revolución y el punto de partida para la restauración conservadora del bloque empresarial adversario del pueblo. Esto es lo que no entienden algunos intelectuales arrepentidos que sustituyen la realidad por sus divagaciones conceptuales, que nunca se mancharon en el fragor de las batallas real de la plebe y que ahora, ante las dificultades nuevas e inevitables de esta nueva fase, abandonan el barco al que se adhirieron por moda para regresar al seno de la clase media de la que nunca se desprendieron. Esta tensión entre las demandas universales y las particulares al interior del pueblo estuvieron presentes desde un inicio, y de hecho la revolución es precisamente la constante ‘revolucionarización’ del ser colectivo del pueblo como sujeto fragmentado e individuado, dominado, para auto-constituirse en ser colectivo ‘comunitarizado’, en unificación continua y reiniciada una y otra vez.
Pero, antes, estas tensiones no adquirían el carácter visible y decisivo como para caracterizar la época. Ahora sí sucede ello, y el punto de inicio de esta nueva etapa de la curva de movilización se dio a inicios del año 2010. La resistencia de un grupo de sectores a la nivelación de precios de los carburantes, las movilizaciones de la Cidob, exigiendo beneficios corporativos, las posteriores movilizaciones de maestros, gremios de la salud y otros, son muestras de que algunos sectores, en este período, coyunturalmente, dirigen su lucha hacia la consecución de objetivos particulares, como si se desatendieran del proceso revolucionario.
El gobierno de Evo Morales, en todo momento, está tratando de resolver esta tensión teniendo en cuenta los intereses colectivos, por encima de las miradas salarialistas de algunos dirigentes. En todo caso, es evidente, que esta tensión se irá resolviendo en tanto y en cuanto la revolución democrática y cultural profundice la redistribución de la riqueza.

Cuarta tensión. La industrialización frente al vivir bien. La nacionalización de los recursos naturales no puede completarse y expandirse si no se pasa a una segunda fase, la industrialización.
Durante los años 2006-2009, el Gobierno se lanzó rápidamente a nacionalizar las empresas estatales anteriormente privatizadas. Se nacionalizo el sector hidrocarburífero, Huanuni, Vinto, Entel,  Ende. Y a partir del 2010 se inició ésta que consideramos la segunda etapa del proceso nacionalizador, consistente en la industrialización como mecanismo eficiente para generar excedentes.
Pero a la vez, esta fuerza económica de generación de excedentes a ser redistribuidos entre la sociedad entera y ser utilizados para potenciar el valor de uso no capitalista, genera un conjunto de efectos, de daños en la naturaleza, en el medio ambiente, en la tierra, los bosques, los cerros agrediendo a la naturaleza, la madre de toda vida y a la larga afectando terminalmente al propio ser humano.
“Humanizar la naturaleza y naturalizar el ser humano”, proponía Carlos Marx como alternativa al suicidio social y a la destrucción de la naturaleza que impulsa ciegamente la lógica capitalista de la valorización del valor. A eso le llamaba Marx el comunismo, la realización de la lógica total del “valor de uso” de la naturaleza en el ser humano y del ser humano realizado en la naturaleza. En eso consiste el vivir bien: en utilizar la ciencia, la tecnología y la industria para generar riqueza, sino con qué vamos a construir carreteras, levantar postas sanitarias, escuelas, producir alimentos, satisfacer necesidades básicas y crecientes de la sociedad. Pero a la vez necesitamos preservar la estructura fundamental de nuestro entorno natural para nosotros y para las siguientes generaciones que vendrán, que tendrán en la naturaleza la realización de sus infinitas capacidades para satisfacer sus necesidades sociales.
A esta tensión creativa es lo que el Presidente ha llamado el socialismo comunitario del vivir bien, la satisfacción de las necesidades materiales humanas mediante el diálogo vivificante con la naturaleza, preservándola para preservar también el destino y el bienestar común de las futuras generaciones de todos los seres vivos.
Éstas son las tensiones creativas al interior del bloque popular. Se trata de contradicciones propias de un proceso revolucionario que tiene que afrontar problemas, tensiones y luchas nuevas, no previstas, no planificadas con anterioridad porque así son las verdaderas revoluciones. Quienes creen que las revoluciones son una tasa de leche de unanimidad absoluta no saben de lo que hablan, y la revolución es sólo una palabra mal entendida conocida en los libros. 
Las revoluciones no tienen un curso predeterminado; si lo tuvieran no serían revoluciones, sino decisiones burocráticas de un poder que ha expropiado el alma al pueblo. Las revoluciones avanzan, se detienen, retroceden, vuelven a avanzar para caerse y volver a avanzar, a veces sin saber bien cuál es el siguiente paso. Ellas inventan a cada rato su itinerario.

miércoles, 1 de junio de 2011

Sal con una chica que no lee (Por Charles Warnke)



 Sal con una chica que no lee (Por Charles Warnke)
Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela.
Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.
Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe.
Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.
Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato.
Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo countinuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida.
Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.
No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio.
Sal con una chica que lee (Por Rosemary Urquico)
Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca.
Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.
Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.

Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella.
Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.Por lo menos tiene que intentarlo.
Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.
Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos.¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la saga Crepúsculo.
Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.
Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.
Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botasSal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.
O mejor aún, a una que escriba.
TOMADO DE LA REVISTA LA MALA PALABRA