El DT Claure.

Lito querido:
Hola, no me conoces, un solo par de veces te entreviste y te tome algunas fotografías, no soy periodista deportivo, pero me gusta escribir de futbol, he decidido escribirte a ti, porque lo que esta pasando por mi mente no me gustaría escribirlo al aire y en esa dinámica me preguntaba quien podría recibir esta carta y asumirla como suya y fuiste mi primera opción.
Soy muy joven para contarte del maestro Victor Agustin Ugarte o de Abdul Aramayo, pero no tanto como para no recordar contigo a Borja, Soria, Hirano, Chichi Romero, Salinas, Urrutti, esos jugadores me hicieron hincha del Bolívar.
Era muy niño, mi madre no tenía dinero y en esa época todavía las economías de los clubes permitían que los adultos puedan entrar con un infante sin tener que pagar la entrada de estos, siempre me paraba en la puerta de preferencia y esperaba cruzar la mirada con algún señor que parezca predispuesto y entonces sucedía, “Señor, me puede hacer entrar”… siempre había suerte, no faltaba quien te ponía delante suyo he ingresaba diciendo, “El está conmigo” solo caminaba unos metros al lado del buen samaritano y entonces era hora de correr, subir las gradas con la adrenalina que provocaba la posibilidad de no lograr pasar los controles, pero además con la adrenalina de ver al Bolívar “saltar” a la cancha, no tenia radio, entonces buscaba a alguna persona que este con la radio a un buen volumen, en esa época no existían masivamente los audífonos, eran artículos de lujo; pero buscaba algo mas, tenían que estar escuchando o a los hermanos Echeverría o a Toto Arévalo (a Lorenzo Carri lo escuchaba en la semana) me sentaba silencioso, “café caliente café!!! Patita, patita!!! Papa, papita, pipoca!!!” los veía pasar a todos los vendedores, en esa época el estadio se llenaba y mas pronto que tarde estabas rodeado de gente que te hacia olvidar el frio y entonces estaba listo para ver entrar en cancha a mi equipo, siempre de celeste, siempre ganadores, a mis ojos los únicos, los mejores, hasta los veía más altos que los demás, terminaban los partidos y me quedaba hasta que la gente apurada se haya ido, lo que en realidad era un pretexto para estar un poco más en el estadio, contemplaba la cancha, me encantaba ver como se prendían los aspersores que regaban la césped, todo era un espectáculo cuando tocaba ir a ver al Bolívar.
Lito, pertenezco a esa generación, una generación que vibraba con las corridas de Hirano o de Urrutti, que cantaba por adelantado el gol cuando López remataba, que el ole, ole!!! Era realmente entretenido si Chichi Romero tenía el balón y que si Borja o Soria estaban en la cancha, el equipo podía jugar tranquilo; quiero incluirte en ese grupo, quiero que sepas que en esta demencia de los pases y los pesos, ruego cada año que te quedes en el club, no se cuanto cobras y cuanto sea, es poco, no por como juegas, sino por lo que representas, eres esa imagen que pensé que se llevaba Sandy, te veo en la cancha y sigo viendo al Bolívar de los símbolos, por eso te escribo, porque en el último tiempo veo a mi equipo manejado por los egos antes que por la pasión de administrar al mejor club de Bolivia, me duele ver como pude el poder enceguecer y volver torpe a la gente, el último partido me desarmo, ya no tiene que ver con el sistema de juego o con la poca visión del técnico, me desarmo escuchar a Claure decir que ustedes habían hecho lo que el ordeno que se haga, cuando perdimos de vista al Bolívar? En mi vida pensé que iba a escuchar tremenda cosa, es pasada la época de Don Mario Mercado, cuando el equipo estaba por encima de él mismo, claro, era su club, no su empresa, éramos el club de Tembladerani, no BAISA, hoy cuando te quitan el cintillo de capitán, me quitan un pedazo de mi equipo y cuando te sacan, caigo en cuenta que también me sacaron a mi.
No sé mucho de futbol Lito, un amigo me acaba de preguntar porqué no había comentado el partido ya que comento de todo, ya lo han dicho todo, lo han analizado todo, a mí ya me supero todo esto, lo único que sé, es que si estuvieras en tu peor partido, aun así esperaría a que tú me pidas que te saque, porque sé positivamente que con amarillas injustificadas, con patadas brutales a tus contrincantes y con ademanes ofensivos a los árbitros, eres de los más honestos jugadores que tenemos y que cada vez son menos.
Ayer fue la primera vez que no termine de ver un partido del Bolívar, cuando ya estaba en la calle escuche el “Soria, Soria, Soria” y fue entonces que comenzó esta carta.
Un abrazo, tu amigo, Angel.