| |
Demos por descontado que el nacimiento de este comité tiene una justificación histórica que supera cualquier argumento. Sin embargo, las instituciones no quedan petrificadas, sino que van evolucionando en sintonía con al espíritu y la “clase” de sus dirigentes. En última instancia, son lo que quiere que sean sus representantes. Y el Comité Cívico Pro Santa Cruz extravió la razón de su vigencia porque sus conductores quedaron segados por la historia como los murciélagos por la luz del sol.
Sin más vueltas, su agonía se debe al menos a tres factores: primero, el origen de su poder no es nada democrático y menos transparente; segundo, el ejercicio de ese poder y la toma de decisiones están alejados de la concepción de la democracia participativa; y tercero, su finalidad se resume a buscar el bienestar de un grupo de personas en desmedro de la mayoría.
El último lustro dejó al descubierto que ese cuerpo social está en estado de descomposición porque su directiva no es elegida por voto popular en elecciones transparentes ni limpias ni garantizada por árbitros independientes. El origen de su poder se basa en fundamentos antidemocráticos: el dinero y la logia. ¿Cómo puede arrogarse la representación de toda una gran ciudad -un departamento (el más grande de Bolivia)- una pandilla de logieros con un puñado de dólares?
La medicina social recomienda que para hacer sostenible la democracia al interior de las instituciones, los representantes elegidos democráticamente también deben tomar las decisiones democráticamente. ¿Cuándo la cúpula cívica consultó, en los últimos cinco años, a sus representados, o pidió con inteligencia la participación real de éstos, sobre temas que afectaban a los poderes fácticos que engrillaron al comité cívico para defender sus intereses logieros en desmedro de las necesidades vitales de cruceños y no cruceños?
Y lo peor de todo, la finalidad de la existencia del Comité Cívico cayó en un pantano que se va tragando la noble e histórica misión: luchar contra el centralismo, debido a que sus dirigentes del “calibre” de Branco Marinkovic y Luis Núñez quedaron eclipsados por el curso de la historia y ahorcados por el dogal logiero y de otros diminutos grupos desesperados por preservar sus privilegios de nobleza desplazada por las nuevas fuerzas sociales que giran al ritmo del mundo contemporáneo.
¿A quién representan estos cívicos en una Bolivia con autonomías, en un departamento donde hay senadores, diputados, un gobernador, asambleístas, alcaldes y concejales, elegidos por voto popular en elecciones transparentes y limpias? Su existencia se justificaba cuando había centralismo y déficit de representatividad democrática, y cuando Santa Cruz era todavía un “poblao”, ahora es una gran metrópoli que no tiene nada que envidiar a las principales capitales de Latinoamérica.
¿Ya se dio cuenta por qué no hay Comité Civico en Madrid, Miami…? Un ceño fruncido refleja que está reflexionando acerca de la misa de réquiem para el Comité Cívico Pro Santa Cruz, salvo que experimente una transformación democrática o se convierta en partido político de la “nobleza” boliviana ahistórica que intenta retener el movimiento de rotación de la tierra.
Bien escrito; pero, ahora, preparate para la avalancha de insultos de las mesnadas cívicas.
ResponderEliminarSaludos Rebeldes.
0 críticas, buen análisis, saludos.
ResponderEliminar