jueves, 1 de noviembre de 2012

Hasta siempre... SIMON REYES





Es la primera vez que veo un “paramilitar”, no son seres inventados... El que tengo cerca, presiona mis costillas con el caño de su metralleta, como casi todos lleva una polera de cuello alto que le oculta la cara, lo que no  puede ocultar, es que está poseído por el miedo... Pero... estamos con los brazos vacíos en alto y él tiene una metralleta con el dedo índice posado sobre el gatillo. Y así, ¡qué importan los temores que pueda cobijar su cuerpo retorcido y trasnochado...! El y sus amigotes son los dueños de la situación.
-¡Ahora van a ver, huevones!
No hemos vuelto a saber nada de Juan (Lechin). Simón (Reyes) es la cabeza más visible. La miel para las moscas... Sangra abundante por la nariz y la boca. Antes de recibir una andanada de golpes que me nubla la visión, logro alcanzarle mi pañuelo.
¡Vista al mar...! nuevamente en toda la regla:  manos a la nuca, los ojos en el suelo (¡qué me estás mirando, huevón!), rodillas dobladas, torso inclinado hacia delante y descalzos, en hilera descendemos por patios, corredores y oficinas de la ciudadela militar.  Después... olor a guano de caballos, penetrante...
¡Vista al mar boluditos...! !Y nada de hacerse los machos!
Ha! Al  primero   que  se   mueva...! !Pum!
-Soy camarógrafo de la Televisión, no tengo nada que ver... ¿Por qué estoy aquí?
-¡Silencio, carajo! Nadie te ha dado permiso para abrir la boca...
Nuevos golpes al que habló. ¿No ves?, es mejor quedarse quieto y callado, escabullirse de la realidad. ¿Qué podrías decir tú?... “Soy periodista y escribo para los trabajadores... ¿por qué estoy aquí?”. Pero si está claro, por eso estás aquí...
-Así que..., es éste...
-¡Levantáte boludo!
Y oímos el sonido inconfundible de las patadas en un cuerpo tendido.
-Pero no me mirés, no me mirés boludo, ¡porque te mato!
Quieren saber donde están las armas, sobre todo eso, nombres, planes, direcciones.  Simón golpeado pero decidido: no se nada, no se nada. Luego puñetazos y golpes... algunos producen un ruido apagado y lúgubre. Leves quejidos y ayes entrecortados, resoplidos, dolor... dolor... dolor acumulado a punto de desbordarse
Continúa la sesión y estamos presentes oyéndola (hablá boludo, hablá)... ¡Animo Simón, hermanito...! aguantá...
De pronto, con voz angustiada, pero firme, como para que sea escuchada por todos:
-!Métanme un tiro...si quieren, no diré nada carajo!
Las últimas palabras se ahogan en un sollozo, se pierden absorbidas por un torbellino rabioso de golpes frenéticos... Luego, cansados y jadeantes:
-Adoctrinado el boludo este, ¿no?
Pero no pueden más, ya no siguen... ! Les ganaste la partida... Aunque tienes el cuerpo destrozado, estas derribado e inconsciente y tu sangre se mezcla con el estiércol, tú eres el vencedor, los derrotaste. ¡Si te hubieran metido el tiro que les pediste, seguirías siendo el triunfador! 

Extracto del Monologo “Morir antes” (Angel Careaga) del testimonio “Vista al Mar” de Carlos Soria Galvarro…. Adios don Simon, le quedo debiendo mi libro en el que tengo grabado su testimonio…


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