Es
la primera vez que veo un “paramilitar”, no son seres inventados... El que
tengo cerca, presiona mis costillas con el caño de su metralleta, como casi
todos lleva una polera de cuello alto que le oculta la cara, lo que no puede ocultar, es que está poseído por
el miedo... Pero... estamos con los brazos vacíos en alto y él tiene una
metralleta con el dedo índice posado sobre el gatillo. Y así, ¡qué importan los
temores que pueda cobijar su cuerpo retorcido y trasnochado...! El y sus
amigotes son los dueños de la situación.
-¡Ahora
van a ver, huevones!
No
hemos vuelto a saber nada de Juan (Lechin). Simón (Reyes) es la cabeza más
visible. La miel para las moscas... Sangra abundante por la nariz y la boca.
Antes de recibir una andanada de golpes que me nubla la visión, logro
alcanzarle mi pañuelo.
¡Vista
al mar...! nuevamente en toda la regla:
manos a la nuca, los ojos en el suelo (¡qué me estás mirando, huevón!),
rodillas dobladas, torso inclinado hacia delante y descalzos, en hilera
descendemos por patios, corredores y oficinas de la ciudadela militar. Después... olor a guano de caballos,
penetrante...
¡Vista
al mar boluditos...! !Y nada de hacerse los machos!
Ha!
Al primero que se
mueva...! !Pum!
-Soy
camarógrafo de la Televisión, no tengo nada que ver... ¿Por qué estoy aquí?
-¡Silencio,
carajo! Nadie te ha dado permiso para abrir la boca...
Nuevos
golpes al que habló. ¿No ves?, es mejor quedarse quieto y callado, escabullirse
de la realidad. ¿Qué podrías decir tú?... “Soy periodista y escribo para los
trabajadores... ¿por qué estoy aquí?”. Pero si está claro, por eso estás
aquí...
-Así
que..., es éste...
-¡Levantáte
boludo!
Y
oímos el sonido inconfundible de las patadas en un cuerpo tendido.
-Pero
no me mirés, no me mirés boludo, ¡porque te mato!
Quieren
saber donde están las armas, sobre todo eso, nombres, planes, direcciones. Simón golpeado pero decidido: no se
nada, no se nada. Luego puñetazos y golpes... algunos producen un ruido apagado
y lúgubre. Leves quejidos y ayes entrecortados, resoplidos, dolor... dolor...
dolor acumulado a punto de desbordarse
Continúa
la sesión y estamos presentes oyéndola (hablá boludo, hablá)... ¡Animo Simón,
hermanito...! aguantá...
De
pronto, con voz angustiada, pero firme, como para que sea escuchada por todos:
-!Métanme
un tiro...si quieren, no diré nada carajo!
Las
últimas palabras se ahogan en un sollozo, se pierden absorbidas por un
torbellino rabioso de golpes frenéticos... Luego, cansados y jadeantes:
-Adoctrinado
el boludo este, ¿no?
Pero
no pueden más, ya no siguen... ! Les ganaste la partida... Aunque tienes el
cuerpo destrozado, estas derribado e inconsciente y tu sangre se mezcla con el
estiércol, tú eres el vencedor, los derrotaste. ¡Si te hubieran metido el tiro
que les pediste, seguirías siendo el triunfador!
Extracto
del Monologo “Morir antes” (Angel Careaga) del testimonio “Vista al Mar” de
Carlos Soria Galvarro…. Adios don Simon, le quedo debiendo mi libro en el que
tengo grabado su testimonio…
El mejor....
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