
Respuesta a don Samuel Doria Medina
Soledad Antelo, periodista
Como muchos y muchas compatriotas, he recibido un mail del candidato a la Presidencia Samuel Doria Medina, misiva que seguramente forma parte de su estrategia para captar votos con vistas a las elecciones de este domingo.
Dice don Samuel que
Cuando empezamos esta campaña, desafié a Evo Morales a un debate, pero Evo se negó. Evo no quiso ir a un debate, porque no quiere rendir cuentas al país sobre su gestión.
Tengo la firme convicción de que estas elecciones, al mostrar dos modelos antagónicos claramente enfrentados, han servido como nunca para propiciar un verdadero debate sobre el país que queremos. Recuerdo las insulsas charlas de amigos que se daban antaño, cuando los “debates” sólo se circunscribían a meras descripciones de quién sería mejor administrador de casa ajena, porque en la nuestra los bolivianos no mandábamos con gobernantes recaderos de las recetas que nos dictaban el FMI y otras instancias hegemonizadas por los Estados Unidos.
Por ello, me parece que la pataleta de don Samuel es sólo eso; en ningún momento ha podido explicar con rasgos de credibilidad, una propuesta alternativa a la planteada no sólo por el presidente Evo Morales, sino por ese nutrido equipo que, desde diversas áreas e instancias, promueven desde 2005 un proceso de cambio.
Afirma luego don Samuel lo siguiente:
* Con Evo, no hay trabajo, y no hay ningún plan serio para crear trabajo
* Con Evo, Bolivia está sometida a Chávez y a Venezuela
* Con Evo, sólo hay beneficios para los cocaleros y no para todos los bolivianos. El resultado es que la producción de coca se ha duplicado, lo que ha ocasionado que haya menos producción de frutas, verduras y otros productos básicos, y por eso, han subido los precios de la canasta familiar.
Al respecto, creo que la gente común merece de un candidato a la presidencia, algo más que una opinión. Decir que con Evo no hay trabajo, es invalidar todo el esfuerzo realizado en estos últimos años, que nace con la recuperación de los recursos naturales, el gas particularmente, para generar un proceso económico que, entre otras cosas, ha logrado una estabilidad idónea para todo emprendimiento. Todavía recuerdo que, en épocas de don Samuel, la opción fácil era el gasolinazo, es decir, exprimir aún más los esmirriados bolsillos de los pobres, para financiar supuestos desarrollistas y no generar empleo.
Que Bolivia está sometida a Chávez y a Venezuela, es ya una chiquillada poco seria. Don Samuel, como empresario, debería tener la idoneidad de investigar un poco el tema y dejar de repetir lo que don Tuto Quiroga se cansó de decir sin que muchos le hicieran caso. ¿Ha preguntado don Samuel cuántas obras se han realizado en el país, gracias al programa Bolivia Cambia, Evo Cumple? Seguro que no, de lo contrario, borraría de un plumazo semejante agravio a un Presidente y un país hermano que ha mostrado con hechos y no sólo con palabras, el verdadero significado de lo que es la solidaridad y la integración de nuestros pueblos.
Sostener que sólo los cocaleros se han beneficiado con este gobierno es no tener visión de país. Un infundio que es poco creíble, puesto que las cientos de miles de madres que reciben en nombre de sus hijos el bono Juancito Pinto y las miles de personas de la tercera edad que se benefician también con el Bono Dignidad, no son precisamente cultivadores de hoja de coca. Decir que hay una relación inversamente proporcional entre la producción de hoja de coca y la producción de frutas y hortalizas es, simplemente, una majadería sin sustento científico.
Coincido, sí, con don Samuel, en lo siguiente:
Los bolivianos merecen un mejor futuro. Por eso, el país necesita un Presidente que gobierne para todos por igual, y que tenga un plan serio para crear trabajo en los nueve departamentos.
Y le exijo que no mienta de forma tan descarada, cuando exagera groseramente (estamos hablando de un personaje que es todo un empresario en el país), lo siguiente:
Cada día hablo con miles de bolivianos y sé que no pueden esperar más tiempo para tener un trabajo y tener nuevas oportunidades para su familia.
Afirmar que habla diariamente con miles de bolivianos es una fanfarronada. Imaginemos que los “miles” sean sólo dos, o sea dos mil compatriotas a los que el candidato, con su gran capacidad de síntesis, les habla apenas un minuto para escuchar sus necesidades. Requeriría 33 horas por día, don Samuel; y eso, ya sabe usted, no es posible.
Mala forma de cerrar campaña. No se lo digo yo, ya verá, usted, este lunes, que se lo dice el pueblo.