sábado, 27 de noviembre de 2010

COMITÉ CÍVICO PRO SANTA CRUZ



Tinku Verbal - Andrés Gómez Vela

¿Por qué Miami, Madrid, Paris, Buenos Aires, Lima o Santiago no tienen comité cívico? Una sarcástica sonrisa de adolescente travieso no es respuesta suficiente. Levantar cejas de picardía curiosa tampoco. Una metódica senda de pensamiento, un lápiz fino “made” in Equipetrol y un pulso firme de afamado diseñador de modas políticas nos pueden ayudar a hacer algunos trazos acerca del inevitable destino del Comité Cívico Pro Santa Cruz.

Demos por descontado que el nacimiento de este comité tiene una justificación histórica que supera cualquier argumento. Sin embargo, las instituciones no quedan petrificadas, sino que van evolucionando en sintonía con al espíritu y la “clase” de sus dirigentes. En última instancia, son lo que quiere que sean sus representantes. Y el Comité Cívico Pro Santa Cruz extravió la razón de su vigencia porque sus conductores quedaron segados por la historia como los murciélagos por la luz del sol.

Sin más vueltas, su agonía se debe al menos a tres factores: primero, el origen de su poder no es nada democrático y menos transparente; segundo, el ejercicio de ese poder y la toma de decisiones están alejados de la concepción de la democracia participativa; y tercero, su finalidad se resume a buscar el bienestar de un grupo de personas en desmedro de la mayoría.

El último lustro dejó al descubierto que ese cuerpo social está en estado de descomposición porque su directiva no es elegida por voto popular en elecciones transparentes ni limpias ni garantizada por árbitros independientes. El origen de su poder se basa en fundamentos antidemocráticos: el dinero y la logia. ¿Cómo puede arrogarse la representación de toda una gran ciudad -un departamento (el más grande de Bolivia)- una pandilla de logieros con un puñado de dólares?

La medicina social recomienda que para hacer sostenible la democracia al interior de las instituciones, los representantes elegidos democráticamente también deben tomar las decisiones democráticamente. ¿Cuándo la cúpula cívica consultó, en los últimos cinco años, a sus representados, o pidió con inteligencia la participación real de éstos, sobre temas que afectaban a los poderes fácticos que engrillaron al comité cívico para defender sus intereses logieros en desmedro de las necesidades vitales de cruceños y no cruceños?

Y lo peor de todo, la finalidad de la existencia del Comité Cívico cayó en un pantano que se va tragando la noble e histórica misión: luchar contra el centralismo, debido a que sus dirigentes del “calibre” de Branco Marinkovic y Luis Núñez quedaron eclipsados por el curso de la historia y ahorcados por el dogal logiero y de otros diminutos grupos desesperados por preservar sus privilegios de nobleza desplazada por las nuevas fuerzas sociales que giran al ritmo del mundo contemporáneo.

¿A quién representan estos cívicos en una Bolivia con autonomías, en un departamento donde hay senadores, diputados, un gobernador, asambleístas, alcaldes y concejales, elegidos por voto popular en elecciones transparentes y limpias? Su existencia se justificaba cuando había centralismo y déficit de representatividad democrática, y cuando Santa Cruz era todavía un “poblao”, ahora es una gran metrópoli que no tiene nada que envidiar a las principales capitales de Latinoamérica.

¿Ya se dio cuenta por qué no hay Comité Civico en Madrid, Miami…? Un ceño fruncido refleja que está reflexionando acerca de la misa de réquiem para el Comité Cívico Pro Santa Cruz, salvo que experimente una transformación democrática o se convierta en partido político de la “nobleza” boliviana ahistórica que intenta retener el movimiento de rotación de la tierra.

jueves, 18 de noviembre de 2010

FELICIDADES AL TEATRO MUNICIPAL ALBERTO SAAVEDRA PÉREZ.



Marta Monzón 
 
Cumple 165 años de vida. La ciudad de La Paz rinde un homenaje al 165 aniversario del Teatro Municipal “Alberto Saavedra Pérez”. Música, teatro y danza son algunas de las artes que aco...ge año tras año. Este 18 de noviembre se celebran 165 años del Teatro Municipal “Alberto Saavedra Pérez”, uno de los espacios de difusión de distintas expresiones artísticas más importantes de la ciudad de La Paz y Bolivia. Ubicado en la calle Genaro Sanginés, es uno de los pocos teatros en la ciudad que conserva su diseño original casi intacto. Construido durante el período presidencial del Mariscal Andrés de Santa Cruz, el Teatro Municipal “Alberto Saavedra Pérez” es sinónimo de cultura, arte y elegancia. Durante 165 años, es el escenario ideal donde se llevan adelante actividades protocolares y culturales dignas de una sociedad que las apoya cada vez más. Su construcción culminó el 18 de noviembre de 1845, durante la presidencia de José Ballivián Segurola. En esta inauguración se estrenó también el Himno Nacional y el nuevo Escudo de Bolivia. El acto presentó un concierto literario musical concurrido por los poderes públicos de la Nación y lo más selecto de la sociedad de aquel entonces. El Teatro Municipal “Alberto Saavedra Pérez”, fue denominado así en memoria del comediógrafo paceño cuyos significativos aportes enriquecieron el arte boliviano. Inicialmente era un Teatro Nacional, pero al hacerse cargo de su conservación la Municipalidad de La Paz se le designó como “Municipal”. Su proyectista fue el arquitecto José Núñez del Prado, el primer profesional de aquel género en el país. El estilo arquitectónico que ofrece el Teatro Municipal es pionero en Sudamérica en el periodo republicano. El primer diseño del teatro fue una réplica de un diseño semejante al de uno de los más importantes teatros venecianos de ese entonces. Núñez del Prado también edificó el Palacio de Gobierno y la Universidad de San Francisco de Asís en Sucre. Características particulares. Tanto el plafond, pintado por Lemetyer y decorado con alegorías de la música y el teatro, como los medallones, en cuyas pinturas se retrata a los grandes maestros de la literatura, la lírica y el teatro, como Cervantes, Shakespeare o Wagner, se han conservado desde la primera construcción. Este espacio se constituye como el teatro más antiguo de Sudamérica y aún se conserva intacto en su interior, tomando en cuenta que en 1861 sufrió algunos cambios y así como su fachada, la cual fue remodelada en 1910 y posteriormente en 1961. La fachada inicialmente estaba dividida en tres calles, resaltando la decoración sobre las platabandas y el entablamento. Durante el siglo XIX se la transformó, mostrando dos pilastras dóricas en la portada donde descansa un frontón con el escudo de La Paz. En el mes de julio, con motivo de la celebración de los 201 años del Grito Libertario Paceño, este espacio sufrió varias tareas de limpieza, refacción y mantenimiento en sus fachadas, otorgándole una nueva imagen para albergar a las más de 700 personas que acuden a las celebraciones artísticas que se llevan a cabo en ella.